16 de octubre del 2017
El colesterol es una sustancia grasa que forma parte de un conjunto denominado lípidos y es fundamental en el mantenimiento de la estructura de las células del organismo. Es la base para la síntesis de otras sustancias como vitaminas u hormonas sexuales.
La hipercolesterolemia consiste en la presencia de colesterol en sangre por encima de los niveles considerados normales.
Los niveles de colesterol total no reflejan bien la situación de riesgo ya que existe un colesterol “malo” que llamado LDL-colesterol que refleja mejor el riesgo de padecer la enfermedad aterosclerótica. Existe otro tipo de colesterol que denominamos “bueno” o HDL-colesterol y que al contrario que el anterior previene la enfermedad aterosclerótica, porque su función es eliminar el colesterol del organismo.
Tabla de valores de lípidos en sangre:
La hipercolesterolemia es una enfermedad asintomática aunque a veces pueden aparecer acumulaciones cutáneas de colesterol denominadas xantomas o xantelasmas.
Dada la importancia de la hipercolesterolemia como factor de riesgo, conviene realizar una determinación sérica de colesterol total y de triglicéridos, aprovechando cualquier contacto con los servicios sanitarios en el que se realice una analítica. Esta determinación es recomendable realizarla una vez antes de los 35 años en varones y de los 45 años en mujeres, y después con una periodicidad cada 5 o 6 años.
La prevención es fundamental ya que el desarrollo de la enfermedad cardiovascular se fragua en el transcurso de muchos años, y la aparición de los síntomas no es más que la etapa final de un proceso que podemos evitar, o retrasar, con una dieta y un estilo de vida cardiosaludable y la realización de un ejercicio moderado. Estas dos factores ayudan también a prevenir o controlar otros factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares que, con cierta frecuencia, se asocian a la hipercolesterolemia como son la hipertensión, la diabetes o la obesidad.
La hipercolesterolemia no puede curarse, pero si se pueden mantener las cifras de colesterol dentro de los valores que se consideran normales con un tratamiento adecuado, consiguiendo que disminuya su efecto como factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.
El tratamiento de la hipercolesterolemia debe basarse en medidas higiénico- dietéticas y cuando estas no alcancen el objetivo, se debe añadir tratamiento farmacológico. Este será individualizado para cada persona, ya que se deben tener en cuenta otros factores de riesgo, así como posibles patologías asociadas.
Las medidas higiénico-dietéticas fundamentales son: