ASPECTOS A TENER EN CUENTA
1 de diciembre del 2020
En el BOE se establece que las KN95 serían equivalentes a las FFP2, y las KN99 a las FFP3.
Para las mascarillas quirúrgicas, el marcado CE y toda la información sobre el tipo de mascarilla, referencia a norma armonizada, datos del fabricante, fecha de caducidad, etc., aparece en el embalaje. En la mascarilla en sí misma puede no aparecer ningún marcado. De ahí la importancia de mantener los datos que permitan la trazabilidad cuando estas mascarillas se dispensan de forma unitaria.
El INSST indica que los equipos de protección respiratoria frente a partículas, ya sean filtros o mascarillas, certificados de acuerdo a la Reglamentación Europea, se ensayan después de llevar a cabo un tratamiento térmico consistente en someter los equipos durante 24 horas a 70 oC, seguido de otras 24 horas a -30 oC. Por tanto, estas mascarillas mantienen su eficacia de filtración después de llevar a cabo una desinfección a 70oC durante 30 minutos. No obstante, se desconoce si a esa temperatura y tiempo el virus se inactiva o no, y en qué cantidad. No se puede recomendar en general el uso de hornos caseros ya que el control de la temperatura a 70oC no es tan fiable y temperaturas mayores pueden afectar al filtro de las mascarillas.
No se recomienda ya que al pulverizar una solución sobre el material filtrante de las mascarillas, se puede alterar la composición de las fibras y su efecto eletroestático, por lo que se puede ver reducida la capacidad de filtración del material y con ello el nivel de protección que tenía inicialmente.
Con respecto a la luz ultavioleta, se sabe que el virus es sensible a rayos UV y, en principio a dosis bajas, no afectaría la eficacia de filtración. Estudios realizados con dosis más altas, a pesar de su mayor eficacia, muestran un aumento de la penetración y deterioro del material. El uso de vapor de agua parece que puede afectar al filtro y a la mascarilla en general, por lo que no se recomienda.
No hay en general ningún método que se pueda recomendar. Hay que tener en cuenta por una parte la capacidad de inactivación del virus y por otra la de no afectar a la mascarilla en su ajuste y capacidad filtrante. Una opción posible es la rotación de las mascarillas dejando las no utilizadas en cuarentena el tiempo suficiente para que el virus se inactive.
Las mascarillas quirúrgicas son desechables y por tanto de un solo uso. Se deberían desechar al finalizar la actividad que se está desarrollando. En la población general, cuando se utilice en situaciones dónde no hay un riesgo evidente de exposición a coronavirus, se podría valorar alargar su uso siempre que no esté muy húmeda por la respiración, esté sucia, haya podido contaminarse al acceder a lugares de riesgo, etc. En caso de usarla más de un día se debería almacenar en algún lugar que evite la posible diseminación de la contaminación y utilizar guantes o lavarse las manos de forma adecuada antes y después de colocarse la mascarilla. La rotación de varias mascarillas, dejando las usadas en cuarentena al igual que como se ha recomendado en EEUU para las autofiltrantes, pude ser valorada también para estas mascarillas.
Las mascarillas NR están previstas para su uso durante un turno de trabajo. Habitualmente se habla de unas 8 horas, lo que implica en la práctica que no se puede utilizar de un día para otro. Ante situaciones en las que no hay una exposición clara al virus por la actividad que se está realizando, se podría alargar su uso ya que el material filtrante es difícil que se colmate en estas circunstancias. Dejarla en cuarentena durante un tiempo para que en caso de contaminarse con el virus, este se inactive, es una opción que puede hacer que se alargue a vida útil de la mascarilla NR ante situaciones de escasez de estos productos.
Hay información sobre el tiempo en el que el virus sobrevive en la superficie de determinados objetos. Dado que es difícil que el filtro de las mascarillas se colmate, una opción incluso recomendada por el CDC es la rotación de mascarillas dejando las utilizadas en cuarentena durante el tiempo necesario para que el virus se inactive y en un lugar dónde no se pueda diseminar la contaminación. En función de la actividad realizada y el riesgo de exposición al virus, el tiempo puede ser mayor o menor, pudiendo ir de 3-5 días hasta incluso 14 días, según el caso.
En las mascarillas reutilizables, tanto las autofiltrantes como las higiénicas, se debe seguir lo indicado por el fabricante en cuanto a tiempo de uso, método de lavado y número máximo de ciclos de lavado que soporta la mascarilla sin deteriorarse sus prestaciones.
Para las mascarillas higiénicas se indica que se pueden colgar en un lugar donde no se pueda tocar fácilmente para evitar que se disemine la contaminación. Se podrían colocar en una bolsa o sobre sin que la mascarilla se mueva en su interior, y desechando de forma adecuada posteriormente. Para las reutilizables se deben almacenar en condiciones de temperatura y humedad adecuadas tras su lavado y secado.
Las mascarillas autofiltrantes frente a partículas (FFP) son equipos de protección individual que protegen al usuario de la inhalación de partículas contaminantes, como las gotículas que pueden tener el virus. Están diseñadas para tener un ajuste hermético de forma que al inspirar el aire entre por el material filtrante, quedando las partículas retenidas en el entramado de fibras que conforman el filtro por diversos mecanismos.
Al exhalar, si no hay válvula de exhalación, se fuerza el aire a salir pasando por el material filtrante, por lo que también en este caso se produce la filtración de partículas que pueda emitir el portador. Por tanto, dado que el material filtrante funciona en ambos sentidos, podemos indicar que también ayudan a limitar la propagación de agentes infecciosos.
En caso de tener válvula de exhalación, el aire sale al exterior por esta válvula sin filtrar, por lo que en estos casos no ayudan a limitar la propagación del agente infeccioso, y este tipo de mascarillas no se deben llevar por casos posibles de infección por coronavirus.
Las mascarillas quirúrgicas evitan principalmente que microorganismos exhalados por el portador contaminen la zona de trabajo o al paciente. También ejercen un efecto barrera protegiendo la mucosa bucal y nasal de salpicaduras de sangre o fluidos, incluidas posibles gotículas, con agentes infecciosos. Sin embargo, por su diseño y ajuste, no cumplen con criterios para ser consideradas EPI.
En la medida en que no son población sana, se les recomienda el uso de mascarillas de “uso médico”, y dado que hay que hacer un uso eficiente de mascarillas autofiltrantes, usándolas solo para situaciones de riesgo de exposición a coronavirus como sucede en el caso de los profesionales sanitarios, la opción recomendada serían las quirúrgicas. Es necesario además cumplir con las medidas de prevención como el mantenimiento del distanciamiento social recomendado, además de una correcta higiene de manos. Las mascarillas higiénicas no son de uso médico, y por tanto solo se recomiendan para población sana y que no vaya a tener contacto con pacientes COVID positivos.
Están previstas para su uso en población sana, en situaciones en las que no hay un riesgo evidente de exposición al coronavirus, cuando no es posible mantener la distancia social. Para asegurar unas garantías mínimas de que van a ayudar a limitar la propagación del virus, se han publicado unas especificaciones en las que se indica con qué materiales y cómo se deben fabricar, de forma que siguiendo estas recomendaciones se tenga un producto con estas garantías mínimas. Estas especificaciones se han basado en un estándar francés relativo a mascarillas de uso no sanitario en el que se propone un control de filtración de materiales para partículas de 3 μm. Este tamaño de partícula se asemeja al utilizado en el test para mascarillas quirúrgicas, y por tanto serían adecuadas para evitar que la persona que la lleva emita patógenos en caso de estar enferma.
Las mascarillas quirúrgicas, como productos sanitarios, deben cumplir una serie de requisitos de calidad más exigentes que los que se establecen para las higiénicas. Tienen en común que se hace referencia al ensayo de Eficacia de Filtración Bacteriana, con un criterio de aceptación similar a las quirúrgicas de tipo I para las higiénicas desechables. Podríamos decir, para que se entienda mejor, que las mascarillas higiénicas están sujetas a unas exigencias de calidad inferiores, y que por eso se ubican en grado de protección por debajo de las quirúrgicas. Estas variaciones justifican que las condiciones de uso entre ambos tipos de mascarillas sean distintas.
No hay datos que evidencien esto.
Todo va a depender de la actividad realizada, del usuario de estos productos y de la capacidad para mantener distancia social. Se debe por tanto realizar un análisis de los riesgos en cada situación para valorar si es necesario llevar mascarillas junto con una pantalla o protector facial o si con la pantalla facial es suficiente. El objetivo de la pantalla facial es evitar que las gotículas o salpicaduras puedan impactar en las mucosas y/o en la mascarilla, pero no evitan que se pueda respirar partículas menores ya que no son protectores respiratorios.
Para los niños sanos el Ministerio de Sanidad recomienda el uso de mascarillas higiénicas en las mismas situaciones en las que se recomendaría para los adultos. De las mascarillas higiénicas reutilizables existen diferentes tallas, y de las desechables la especificación UNE- 0064-2 establece los requisitos para las mascarillas higiénicas para niños.
Siguiendo las recomendaciones el Ministerio de Sanidad, si los consideramos población vulnerable deberían llevar mascarilla quirúrgica.
El TNT es un tipo de material textil formado a partir de una serie de fibras unidas por procedimientos mecánicos, térmicos o químicos, pero que no requieren el proceso de conversión de estas fibras en hilos, es decir, se prescinde del proceso de tejido. Normalmente se suelen utilizar fibras colocadas, bien en capas, bien cruzadas, unidas de manera mecánica con agujas, con adhesivos o mediamente algún proceso en el que se utilice el calor. Tiene una gran capacidad de resistencia y además presenta unas características muy útiles para su uso en mascarillas: repele el agua, resiste a temperaturas altas y bajas y no es abrasivo al tacto. Los productos fabricados con TNT mantienen estas propiedades específicas que les permiten ofrecer un rendimiento óptimo en un gran número de aplicaciones prácticas (absorción, repelencia de líquidos, suavidad, resistencia, limpieza, filtro, protección bacteriana).